Después de la derrota en la primera cruzada, otro ejército occidental, comandado por los franceses, invadió el Oriente para luchar por la misma causa. Sus soldados utilizaron como emblema la señal de la cruz cosida en sus uniformes. Bajo el liderazgo de Godofredo de Bouillon, estos guerreros masacraron a los turcos durante el combate y tomaron Jerusalén, permitiendo el libre acceso a los peregrinos. Otros enfrentamientos similares se fueron produciendo en las cruzadas, aunque solamente la sexta edición (12281229) ocurriría de manera pacífica. Las demás sirvieron solamente socavar la relación religiosa entre Oriente y Occidente, intensificando las tensiones. La relación de los dos continentes se desgastó cada vez más debido a la violencia y ambición desenfrenada que habían tenido los cruzados y, por eso, el clero católico no pudo manejar la situación. Aunque no hubieran tenido éxito, al punto que incluso los niños han sido parte y murieron por este tipo de lucha, las cruzadas atrajeron a grandes reyes como Ricardo I, también Ricardo Corazón de León y Luis IX de Francia.